Cuando la salida se encuentra lejos
y no hay refugio para los sueños;
Cuando la vida te quita el pellejo
y poco a poco volvemos viejos.
Cuando se torna una contradicción;
cuando somos presas del sin sentido, de la sin razón.
Cuando comprendemos que quizás seamos una coincidencia;
cuando los tormentos del pasado martillan la conciencia.
Cuando cuestionamos si somos una casualidad,
si el universo funciona indiferente,
o si tal vez fueron premeditados esos golpes en la frente,
en el pecho, en el corazón.
Si quizás se detuvo a planear nuestro tropezón,
o siguió inadvertido de nuestra maldición.
Y nos preguntamos si implorar piedad a esta maquinaria tan grande
solo nos condena a caer en el fraude,
rezando al vacio, a la ficción.
Si hay algo en algún lugar velando por nosotros;
si me ha olvidado a mi o cambiado por otros.
Quizás haya gente peor, o quizás no haya nadie,
solo yo, producto de sueños extravagantes.
Entonces las palabras comienzan a trabarse,
la cabeza lleva a lugares extraños;
el cuerpo comienza a entorpecer,
es el paso de los años.
Y así otro año mas, otros desconciertos;
dudas invaden el interior si se esta despierto.
Y dormido,
y dormido no se fugan;
nunca hay nadie para la ayuda,
por que cada quien es su propia presa.
Y víctima de la inconciencia en aquellos lugares escondidos,
la sinfonía denota demencia,
en esta obra universal que no cesa.
Pero yo no pido permiso.
En cada rincón donde haya pensamiento
y alguien que se vea desvelado por los sucesos,
perdido entre multitudes sin ojos, sin cara, sin vida;
consumiremos esperanza para dar lugar a otro día.
Por eso mis pasos no se detienen,
ni mi marcha cambia el ritmo;
siempre voy mas alla.
Escribo el futuro
y de mis miserias me río.
Es que somos millones de almas perdidas,
que vagan por el mundo en busca de su hogar,
en busca de guarida.